Artista:

Roberto Matta

Roberto Matta

1911 - 2002

Pintor chileno cuyas obras, de inspiración surrealista y metafísica, ilustrando a través de imágenes oníricas la civilización tecnológica moderna.

Roberto Sebastián Antonio Matta Echaurren, éste era su nombre completo, nació el 11 de noviembre de 1911 en Santiago de Chile en el seno de una familia acomodada. Se formó como arquitecto en la Universidad Católica de su ciudad natal. En 1933, tras finalizar sus estudios, se trasladó a París, donde trabajó como delineante en el estudio del arquitecto franco-suizo Le Corbusier y entabló amistad con el pintor Marcel Duchamp. Durante su estancia en Europa viajó a España y conoció al poeta Federico García Lorca y al pintor surrealista Salvador Dalí. A través de éste entró en contacto con André Breton, el “Padre del surrealismo”, quien le invitó a formar parte del movimiento —fue expulsado en 1948 y readmitido once años más tarde—.

El trabajo artístico de Matta ha sido extensamente estudiado y analizado en un intento de acercamiento y comprensión del universo que su obra alcanza. En este sentido, han sido varios los calificativos que se han propuesto para caracterizar su pintura, aludiendo a la abstracción, a la espacialidad, a la relatividad, a la transparencia, al movimiento y energía constante y sin fin, a la poesía, a la reflexión, al pensamiento.

A lo largo de su dilatada carrera, Matta pasó de un surrealismo poblado de formas orgánicas que flotan en un espacio cósmico (décadas de 1930 y 1940), a un estilo más cercano al expresionismo, con tintes políticos (décadas de 1950 y 1960). Algunas de sus obras más significativas son La tierra es un hombre (1941), La cuestión Djamila, inspirada en la Guerra Civil española (1962, Premio Marzotto), y Sobre el estado de la unión (1965). Admirador de la política y la persona de Salvador Allende, participó en la serie de protestas y manifestaciones que se desencadenaron tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet.

Falleció el 23 de noviembre de 2002 en Civitavecchia, cerca de Roma.

En 1936 residió brevemente en Londres, donde trabajó para el arquitecto Walter Gropius y para László Moholy-Nagy. Sus primeras obras de orientación surrealista datan de esos años y pertenecen a la serie Morfologías psicológicas (1938).

Al estallar la II Guerra Mundial se trasladó a Estados Unidos. De 1939 a 1948 vivió en Nueva York, donde entabló una estrecha relación con el resto de los pintores surrealistas en el exilio, entre ellos, Max Ernst, Yves Tanguy y André Masson. Realizó su primera exposición individual en 1940 en la galería Julien Levy. Ejerció una influencia decisiva en la obra de Arshile Gorky y en la creación del expresionismo abstracto. Sus obras de esos años están pobladas de extraños autómatas híbridos y de criaturas parecidas a insectos, como en Eros precipitado (1944, Museo de Arte Moderno, Nueva York). Tras abandonar Estados Unidos volvió a Europa y se estableció en Roma y en París, aunque nunca perdió el contacto con sus orígenes chilenos.

Entre 1942 y 1944 aparecieron los primeros personajes en las obras de Matta, lo que acerca su pintura al humanismo, buscó una representación del hombre que expresara su esencia contradictoria. Apareció la angustia, el dolor, la soledad y la incomunicación como temas recurrentes y la infinitud del espacio se transformó en la soledad del hombre, situación que quedó expresada en varios de sus cuadros, un hombre perdido en el espacio eterno, con múltiples posibilidades y direcciones, sin que ninguna sea una verdadera salida.