
OBRA
Talita
AUTOR
AÑO
2020
TÉCNICA
Acrílico
DIMENSIONES
110 x 110 cm
DESCRIPCIÓN:
Chantal Ramiro (Talita). 1944
Nacimos mi Lincon (Lincoln) y yo, en Sancti Spiritus, en el año en que Batista gano las primeras elecciones, en 1942.
Cuando era fiñe, mi padre trabajaba en el Hotel Colonial y venían turistas por la Carretera Central que iban a Camagüey, Holguin y Santiago de Cuba.
Yo de niña ya quería ser peluquera y el primer “mochazo” se lo di a una muñeca que me regalaron cuando empecé a ir a la escuela.
También en la escuela y antes de los quince conocí a mi Lincon del que solo me separe cuando me mude a La Habana para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, cuando estaba en Beloscoaín entre Sitios y Maloja.
Yo me embulle con el peine caliente y las tenazas, viendo Telemundo y “El bar melódico” de Osvaldo Farrrés. Los peinados y esa clase de artistas que pasaban por el programa, me hacían sentir que un día yo podría peinarlos y hacerles “desriz” a las negras para ponerles el pelo bueno, sobre todo a Celia Cruz a la que era fanática desde que la vi en Cienfuegos con la Sonora Matancera.
Aprovechando aquel primer año loco de la Revolución, mi madre me llevo pa La Habana, a casas de unos primos de mi abuela que vivían en Lawton.
Como tenia que aplicar para ser peluquera estuve dos años trabajando en el Hospital Hijas de Galicia, hasta que mi escuela la cerro Fidel en 1961.
Ya en esa época una no podía tener peluquería propia, si una tenía el oficio después de ganar la evaluación, que no era fácil, te daban una silla en un centro de belleza y lo que ganabas se lo quedaba el gobierno y a nosotras nos pagaban na y na.
Por lo menos entonces teníamos secadores, tijeras y tintes, pero luego hubo que inventar.
Mi Lincón, vino pa La Habana, pero a él la Revolución lo tenia obstinaó, el se llamaba Lincón (Lincoln) y se quería ir pal “yuma” .
Cogía lucha por cualquier cosa y los de Seguridad del Estado lo tenia por antisocial, hasta que un día conoció a un francés que venía a un Congreso de Cultura en La Habana (fue la época en que cerraron los cabarets y hubo un bateo con los escritores) y mi Lincon con un Chevrolet de un vecino, le hacia de chofer. Ya llevaban años con las “redadas de las 3 p” (proxenetas, putas y pajaros) y una noche de 1965 se llevaran preso a mi Lincon por conducta impropia. El francés fue la excusa, pero ya estaba señalao porque no quería ir 3 años al Servicio Militar Obligatorio.
Lo tuvieron preso en la UMAP, una cárcel que hicieron en el puro campo cerca de Camagüey. Allí mandaban a los travestones y a los que como mi Lincon no querían a Fidel. Yo no pude a ir a verlo nunca, además estaba embarazada de Cristo, (le tuve que poner Cristobal porque el CDR era un chivaton y no le gustaban nada los que eramos cristianos ).
Mi Lincon llegó cuando cerraron la UMAP en 1969, tres días después de que naciera Cristo, por lo que mi mamá dijo que habíamos tenido un nacimiento y una resurrección como en la Biblia, yo creo que fue por la fé que le puse a los rezos y el altar que le hice a San Lázaro. Llego flaco y enfermo, porque allí les daban duro y había muchas enfermedades.
Yo tenía mi silla en la peluquería de la calle Amargura, y con eso y con lo que hacia por la izquierda con mis vecinas los sábados y domingos, íbamos resolviendo.
Cuando Cristo tenía 2 años, anunciaron que pasando el Tunel de La Habana, iban a hacer un barrio con microbrigadas y lo llamaron Alamar.
Mi Lincon se levanto un día con el moño viraó y me dijo que se apuntaba a la Brigada 63 porque era la única manera de que algún dia nos dieran un apartamentico donde poder vivir.
Estuvo 3 años haciendo los trabajos más violentos, cavando zanjas, cimentando, se iba a las 8 de la mañana y había días que volvía a las 12 de la noche, porque los martillos neumáticos solo se los prestaban por la tarde, y tuvo suerte porque en esos años les daban buenas comidas y hasta merienda les daban.
Hicieron escuelitas, policlínicos y parques y aunque había mucho trajín, por fin pudimos salir de la barbacoa que levantamos en la casa de mis primos en Lawton.
Lo peor fue que yo tenía que conservar mi silla en la peluquería de Amargura y los “camellos” de la ruta de Alamar a La Habana Vieja demoraban como una hora, pero no llovió que no escampo, porque de tener algunas clientas en Lawton, pase a tener bloques de 5 plantas en Alamar.
En un descuido me quede embarazada y tuve a mi Marlon, así que me tenía que ocupar de tres machos en casa y los fines de semana me sacaba mis pesitos en los tres edificios del Gran Panel V. Bueno solo hasta el mediodía porque los domingos por la tarde tenía que lavar, cocinar y limpiar el piso.
A mi silla de Amargura empezaron a venir antes del Mariel cantantes como Beatriz Márquez, Perla Negra, Mina Reyes, Ela Calvo, Maria Antonieta… unas me pedían un “desriz”, otras un “coldwaues” (coldwave) y como ellas iban de gira por México, Venezuela y Colombia, me traían tintes y rolos, porque en Cuba muchos años antes ya el gobierno no nos vendía productos y cuando se jodió el comunismo yo había días que no iba a mi silla, porque si la gente me pedía iluminaciones yo no tenia con que resolver.
Cuando lo del Mariel ya mi Lincon se puso malo y al poco le dieron la incapacidad, aquellos años en la UMAP y las microbrigadas, lo dejaron con el riñon jodió, luego le vino la diabetes, lo único que entraba en casa era lo que yo traía de mi silla en Amargura y los sábados subiendo y bajando en el Panel V, a mi Lincon de daban 200 pesos cubanos (10$) al mes.
Cuando la cosa se puso mala de verdad fue con el periodo especial, ahí nos quedamos todas sin trabajo, nos tuvimos que hacer cargo del local, pintarlo, traer espejos… aquello estaba malo, malo el Gobierno nunca dio mantenimiento a nuestra peluquería.
Y entonces anunciaron la ley de los cuentapropistas y al poco los americanos sacaron la lotería de las visas.
Yo llene dos planilla una pa mi Lincon, Marlon y yo, y otro pa mi Cristo, no lo sabia nadie y di tu, le salió el bombo a mi Cristo!!
Primero se fue pa Miami, pero cuando pudo tiro con una noviecita que conoció una noche en el Palacio de la Salsa, la muchacha era de Tarragona y desde entonces trabaja en una paladar de la playa, después se fue mi Marlon, pero nosotros no hemos podido salir de aquí.
Yo sigo con mi silla de Amargura, pero ya voy poco, me ocupo de mi Lincon que esta enfermo y lo tengo que cuidar, con las remesas de mis hijos y con las medicinas que nos traen algunos gallegos que nos visitan, aquí seguimos en Alamar.
Todavía cuando voy a Amargura, pienso que si hubiera conocido a Celia, yo que fui la reina del “desriz”, hubiera conseguido que dejara sus pelucas.
coldwaues
Este año mi hijo cumplió 50 años y vive en Barcelona, el tuvo la suerte de coger el primer bombo que sacaron los americanos en el año 98 y se fue primero pa Miami y luego cuando le dieron la visa, cogió pa Barcelona, porque dice que en la Florida son todos son alardosos como putas con dinero.
El moño virao
Lincon y yo nos fuimos pa La Habana, partimos como Matías Lopez y dejamos a los espirituanos y a nuestras familias haciéndose cruces por nuestro descaro.
encaramada a una ventana del Hotel, a las artistas que cantaban salón del Hotel, pusieron una televisión a los que solo podían entrar los turistas, pero que yo conseguía ver desde una ventana a la que me encaramaba con la escusa de
a la edad de 15 años y en el año 1 de la Revolución se trasladó a La Habana para matricularse en la Escuela de Artes y Oficios que radicaba en la calle Beloscain entre Sitios y Maloja.
La escuela cerro provisionalmente sus puertas dos años después pero Talita ya había aprendido las nociones básicas del oficio que soñaba desde niña: peluquera de artistas en La Habana.